Grupo de teatro Malayerba. Obre: Instrucciones para abrazar al aire. |
En los 60 nace el nuevo
teatro ecuatoriano
El "nuevo teatro" ecuatoriano
aparece a comienzos de los años 60, período que se inicia con el triunfo de la
Revolución Cubana y que en el Ecuador se expresa por dos circunstancias
políticas: el derrocamiento del presidente José María
Velasco Ibarra, ascenso al poder del vicepresidente Carlos Julio Arosemena y la dictadura
militar que le sucedió a día seguido.
El concepto de "nuevo teatro",
explica Santiago Rivadeneira Aguirre, al referirse al Teatro Ecuatoriano de los
años sesenta, ha tenido demasiadas acepciones que han deteriorado su auténtico
sentido, ninguna capaz de aludir el aspecto más interesante y diferenciador: el
de su estética. En ese período afloran
los términos "ensayo", "popular" y
"experimental", al que más tarde se agrega el de
"independiente" dándole a éste último un sentido inexacto por su
aparente oposición a un teatro oficial inexistente. Pero esa actitud significó
la búsqueda de un público y una estructura teatral distinta, abriendo también
nuevos caminos a las distribuciones alternativas.
EL teatro en los 60
La puesta en escena de "Boletín y
Elegía de las Mitas" abre nuevas posibilidades de expresión al teatro ecuatoriano.
Pacchioni y el grupo de actores formados en la Escuela, descubren un lenguaje
plástico de corte expresionista, cifrado en el movimiento corporal, para dar
forma escénica al poema de César Dávila Andrade. El éxito de este
montaje (l967), es apoteósico y dará sus resultados más brillantes en otra de
las puestas en escena que es ya parte de la historia del teatro ecuatoriano,
como es la adaptación de la novela de Jorge Icaza "Huasipungo", hecha por Marco
Ordóñez y dirigida por Antonio Ordóñez en 1970.
En l968 Pacchioni deja la CCE y estrena
con un grupo de seguidores agrupados en La Barricada, dos de sus mejores
propuestas: "Libertad, libertad", y "Los inocentes", una
adaptación de Enrique Buenaventura. Al dejar el país Carlos Martínez asume la
dirección y pone en escena "Los papeles del infierno" del mismo
Buenaventura. Ricardo Descalzi, en ese entonces
presidente del Instituto
de Teatro de la Casa de la Cultura, publica su "Historia Crítica del
Teatro Ecuatoriano", en seis tomos. Jorge Enrique Adoum, en la cota más alta de
su especial sentido del humor se preguntaría: ¿Cómo se puede escribir seis
tomos de algo que no existe? Lo que equivalía, en el plano estético e
ideológico, a hablar de "un teatro de la nada". Ese "teatro de
la nada", no descansa: en l969 el Teatro Ensayo estrena "Jorge
Dandin" de Moliere y "Topografía de un desnudo" de Jorge Díaz,
ambas dirigidas por Antonio Ordóñez. El Teatro Popular lleva a escena en l968
"Tupac Amaru" de Osvaldo Dragún y luego "Los hombres del
triciclo" de Fernando Arrabal, "El hereje" de Morris West y otra
obra de Simón Corral, "Ejército de Runas" en 1970.
El comienzo de la década marca también el
final de la trayectoria profesional en el teatro de Francisco Tobar García. Las últimas obras del
Teatro Independiente son "El búho tiene miedo de las tinieblas" y
"Asmodeo Mandinga". La "exaltación del contraste" había
sido la característica del teatro ecuatoriano de la década de los sesenta y setenta.
Ilustración en video con imagenes del poema del desaparecido poeta
Ecuatoriano Cesar Dávila Andrade (1918-1967), describe junto con el
poema de uno de los mejores declamadores Beto Mendez, sobre la trajedia
del esclavismo que tuvieron los indigenas hasta no hace mucho.
100 AÑOS DE DRAMATURGIA EN EL ECUADOR
(1892-1992)
El siglo veinte ecuatoriano, es lo que ha
literatura dramática se refiere, se encuentra definitivamente enmarcado entre
estas dos obras: Receta para Viajar, escrita por Francisco
Aguirre Guarderas y estrenada por la compañía Dalmau en el Teatro Nacional Sucre en 1892; y Jardín
de pulpos, escrita por Arístides Vargas y estrenada por el
grupo de teatro Malayerba en la sala Demetrio Aguilera Malta de la Casa de la
Cultura Ecuatoriana en Quito, en el año 1992. De alguna manera ambas expresan
un hito y, por lo tanto, un giro en el proceso de desarrollo del teatro en el
Ecuador, marcando decisivamente la producción dramatúrgica posterior.
Por un lado la obra de Aguirre trasforma
el teatro ideologizante, moralista, edificante, pero sobre todo anquilosado que
se produjo en el país decimonónico. Ese teatro, que era coherente con la
estrategia civilizadora y europeizante de las élites intelectuales, tomaba por
temática fundamental los hechos históricos que pudieron establecer una cohesión
en la República naciente, así como tomaba a la civilización europea como un
paradigma del tipo de sociedad, y por tanto del tipo de comportamiento social,
al que se debería llegar, de ahí que el resultado que se obtiene es una
dramaturgia carente de vida y totalmente ajena a la sociedad desde la cual se
producía. Es por esto que receta para viajar se convierte en un hito, porque
logra descifrar el momento y el ámbito de la vida de la sociedad de la que
surge, de alguna manera consigue establecer una relación íntima entre el
escenario y el entorno local al que se refiere, sin que por ello pierda el
carácter de universal de los conflictos y las situaciones que plantea, ni
tampoco la profundidad en la construcción del carácter de los personajes se ve
nunca disminuido frente a la necesidad de graficar su figura local.
Un siglo después, el teatro ecuatoriano
expresará un proceso complejísimo de transformaciones, totalmente coherente con
lo que, para el desarrollo de la sociedad, supuso el siglo veinte. Son
múltiples las voces que socialmente van expresándose a lo largo del mismo y que
por supuesto alcanzan presencia en la dramaturgia que se va produciendo. Sin
embargo, el último período del teatro ecuatoriano del siglo veinte, mas o menos
a partir de 1979, año de la fundación del grupo de teatro Malayerba, se
caracteriza por la expresión de la crisis de algunas de las formas que vino
desarrollando anteriormente, la consolidación de otras y la reformulación de
otras; es un proceso que no se encuentra agotado, más aun, apenas en la última
década del siglo empieza a definirse. La espectacularidad y la militancia
ideológica que habían sido el signo que descifra a los grupos de teatro
emergentes de las dos décadas anteriores es sustituida por la necesidad de
experimentar con nuevos lenguajes, el teatro de grupo ideológico y político
entra en crisis, pero emerge el teatro de grupo experimental, siendo ésta la
forma teatral que mejor sintetiza la experiencia del teatro ecuatoriano en las
décadas de 1980 y 1990. La experimentación básicamente busca nuevos lenguajes,
el actor incorpora nuevas técnicas que provienen de la danza, la pantomima y
del circo (acrobacia, malabar, etc.), la escena se puebla de nuevos
significantes.
Otro elemento descifrador de este período
es el que se refiere a la reformulación de la tradición teatral que se
desarrolló en la estampa Quiteña, y que en esta época se la toma desde una
visión más bien comercial, de comedia liviana. Desde esta perspectiva se
desarrolla un espacio de actores independientes y producciones independientes,
es decir, ya no son los grupos los únicos que llevan a cabo puestas en escena,
ahora los actores tienen la oportunidad de reunirse para una producción y luego
separarse. Finalmente, el tipo de teatro callejero que se había iniciado en la
etapa inmediatamente anterior se consolida dejando una nueva tradición que
supone la incorporación de las voces subalternas urbanas; aunque es necesario
mencionar que el espacio público de las plazas y parques, muy de vez en cuando,
se ve ocupado por otro tipo de formas teatrales que tiene que ver con el
happening y el performance, ligados más bien a la experimentación y a la
permanente necesidad de ruptura que tiene el teatro para su desarrollo.
Muégano teatro. Obra: Ensayo sobre la soledad. |
Grupos teatrales
Grupo teatral Muégano
Grupo teatral ContraelViento
Teatro Prehispánico
Sobre el teatro prehispánico en el
Ecuador, la información que se tiene se la debe a la Crónica del Inca
Garcilazo, en sus “Comentario Reales”… información que proviene de los
indígenas del callejón interandino.
Garcilazo, dice que estas representaciones
se las realizaba en un espacio abierto como en el campo, una explanada o una
plaza. Los Incas tenían fortalezas y santuarios, mas no ciudades. Los actores,
por lo general, eran las mismas personas que previamente habían ejecutado las
acciones. En lo referente al texto que se seguía para la representación, este
se basaba en una composición oral debido a que no existía la escritura.
Para Garcilazo en este teatro había
intenciones épicas y religiosas, su carácter era intimista, es decir,
intervenían la emotividad y la efectividad. Algunas de estas representaciones
existen, pero al haber salido de su contexto cultural están fragmentadas.
Sin embargo los indígenas lograron adaptar
la fecha de presentación de sus obras al calendario católico de tal modo que no
sea prohibido por los españoles.
Se podría decir que el teatro atravesó dos
grandes momentos en la historia del Ecuador: el periodo colonial y el
decimonónico.
Durante la época colonial se desarrollaron
tres formas teatrales: la religiosa, la popular o de la plaza pública y la
culta o escrita. Y a la vez, surgió un teatro indígena cuya característica fue
resaltar la figura de los incas.
En el tiempo de la Colonia se da el teatro
religioso-misionero, porque para los españoles el teatro tuvo muchos elementos
de información y subversión por este motivo se lo prohibió.
Las primeras manifestaciones teatrales se
dieron en la evangelización de los indígenas como el paso que se da en Navidad
y Semana Santa.
El teatro popular acompaño a las fiestas y
se representó en los mercados de las ciudades que surgieron en la Real
Audiencia de Quito, un tipo de teatro de comedia, humorístico, crítico e
irónico.
El teatro culto no alcanzo un gran
desarrollo, pero el teatro quiteño colonial, popular y culto fue cuestionado
por la iglesia porque vio en él una forma de atentado a la moral cristiana,
mientras que las autoridades de la Audiencia lo prohibieron porque se decía que
incitaba a rebeliones.
El teatro decimonónico se da en el siglo
XIX, tras la independencia del dominio español aparece el teatro vinculado al
proyecto de construcción nacional que surgió a partir da la Independencia, y
luego el teatro se da en relación con hechos históricos vinculados a ese
proceso.
En el teatro ecuatoriano del siglo XIX se
construyeron grandes salas para la representación de espectáculos teatrales,
como el Teatro Olmedo de Guayaquil y el Teatro Sucre en Quito.
En esta época Juan León mera fue un gestor
y promotor de las ideas modernizadoras y al mismo tiempo un importante difusor
del teatro.
Desde la segunda mitad del siglo XIX el
escritor Juan León Mera así como Juan Montalvo, preocupados por la conducción
del Estado, desarrollaron la idea de sacar a la sociedad ecuatoriana del
retraso cultural y civilizarlos, y pensaron que el teatro podría ser un recurso
idóneo para llevar adelante dicho objetivo.
Luego del proyecto de modernizar a la
población se empieza a incrementar la contratación de compañías extranjeras y
se impulsó aunque de forma indirecta la escritura de obras, y se emprende a dar
un gran desarrollo cultural.
Una de las obras que fundó una tendencia
dentro del teatro ecuatoriano y marco todo este periodo es “Receta para
viajar”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario